Materia para la regeneración
Fecha de publicación: 27.05.2025
Marta Rodríguez Bosch
La arquitecta Olga Subirós, investigadora y comisaria de la exposición “Matter Matters. Diseñando con el mundo”, aboga por una transformación radical de los modelos de producción en un contexto de emergencia climática.

Pieza audiovisual de Studio Lemercier, Slow violence, en “Matter Matters. Diseñar con el mundo”. Una denuncia del extractivismo destructivo.
La materia importa… y mucho. Con su masa y volumen, conforma nuestro planeta Tierra. Cada elección matérica que realizan los profesionales del diseño y la arquitectura cuenta. Al proyectar e introducirla en sistemas de producción y transformación incide en el equilibrio o desequilibrio del complejo ecosistema en el que vivimos. La arquitecta Olga Subirós es la comisaria de la exposición “Matter Matters. Diseñando con el mundo”, instalada en el Museo de Diseño de Barcelona (DHub), con larga duración. La muestra analiza la relación entre diseño y materia, marcada por el legado del colonialismo, el extractivismo y el consumo de masas. En un contexto de emergencia climática, plantea la transición hacia un modelo regenerativo que impulse prácticas de diseño comprometidas con la restauración del planeta. Son 700 piezas de más de 200 profesionales del diseño, la arquitectura, la investigación y el arte, nacionales e internacionales, donde coexisten modos tradicionales y propuestas de futuro.
Olga Subirós es curadora e investigadora de doctorado en el Royal Melbourne Intitute of Technology (RMIT). Su práctica, desarrollada bajo el concepto de Displaying Emergency, explora el impacto interconectado de la datificación, la emergencia ecológica y el cambio social a través de exposiciones, instalaciones y programas públicos que fomentan el pensamiento crítico y la transformación cultural. En esta entrevista expone y ejemplifica la búsqueda de estrategias y recursos para la regeneración del ecosistema.

La muestra "Matter Matters" plantea una reflexión sobre la ciudad como hiperobjeto diseñado por la humanidad, visible a través de un gran ventanal del museo.
La palabra sostenibilidad hoy se usa para todo. ¿Cuál dirías que es su significado más auténtico y qué alcance tiene?
La sostenibilidad auténtica no puede reducirse a una etiqueta o estrategia de mercado. Supone una transformación radical de las formas de vida, de los modelos económicos y de los sistemas de producción. La exposición “Matter Matters” lo muestra desde la materialidad. Un ejemplo en arquitectura es el uso de corcho en la Escuela Reggio de Madrid (proyectada por Andrés Jaque/Office for Political Innovation), que no solo aísla térmicamente con un material que no es de origen petroquímico, sino que su uso en fachada también permite el crecimiento de vida microbiana, planteando una arquitectura en simbiosis con el entorno.
Como comisaria de “Matter Matters” constatas el agotamiento del modelo extractivista. ¿Cómo describirías el momento en que se encuentra el planeta?
Estamos en un punto de inflexión ecosocial. La lógica extractivista ha llegado a su límite y sus consecuencias están a la vista: emergencia climática, pérdida de biodiversidad, contaminación estructural. En la exposición, el audiovisual Slow Violence de Joanie Lemercier lo evidencia con la destrucción del bosque de Hambach a 40km de Colonia en Alemania, para extraer carbón. La mina y las centrales que la rodean son el punto de mayor contaminación del aire de Europa. Este tipo de destrucción nos interpela directamente.
¿Cuáles deberían de ser las estrategias a adoptar ya por la arquitectura y el diseño?
Debemos avanzar hacia modelos que no solo reduzcan el impacto, sino que regeneren los ecosistemas. Esto se refleja en proyectos como el bloque de viviendas de protección social 6HPP Santa Eugènia en Mallorca, de Carles Oliver y Xim Moyá, donde se utilizan materiales locales como la piedra de marés en muros, madera reciclada en viguería y aislamiento de posidonia, reduciendo la huella ecológica sin renunciar a la calidad arquitectónica. Es un ejemplo claro de cómo la arquitectura puede ser de bajas emisiones, regenerativa, ecológica y socialmente justa.


Materia orgánica y mineral. Silla Mycellum, impresión 3D con micelio y sustratos de madera, de Klarenbeek & Dros, Designers of the Unsual. Wall Patterns, impresión 3D con arcilla, de IAAC, Valldaura Labs.
¿Hay que tender hacia una regularización estricta de la extracción de materias?
Sí, pero la solución no es solo técnica o legislativa. También es cultural. Falta una mayor conciencia y conocimiento sobre el origen de los objetos que utilizamos. En la exposición se encuentra la instalación “Materia Situada” que examina 20 objetos cotidianos comprados en Barcelona, que hacen visible el vínculo entre materia, extracción y justicia ambiental. Por ejemplo, la exposición incluye el móvil Fairphone cuyo cobalto tiene certificado faircobalt de extracción justa.
En el tránsito hacia un modelo regenerativo, ¿qué pasos inmediatos debe dar el sector?
Diseñar “con” el mundo implica trabajar desde la interdependencia, el cuidado y la regeneración. Por ejemplo, el proyecto La Borda de Lacol -un edificio de viviendas en cooperativa construida en CLT (madera contralaminada)- demuestra cómo se puede reducir un 65 % de emisiones de CO₂ solo a través de la elección del material.
Diseñar “con” el mundo significa también integrar saberes locales y valorar los ciclos de vida de los objetos y espacios. La arquitectura puede ser regenerativa no solo desde un punto de vista ambiental, sino también social y emocional. Un ejemplo significativo es la rehabilitación de la Sala Beckett en Barcelona por parte del estudio Flores y Prats, que recupera materiales y huellas del edificio original para preservar la memoria colectiva del barrio. Este tipo de intervenciones aportan una dimensión afectiva al diseño, clave para construir un vínculo duradero y responsable con los entornos que habitamos.

Materia Intangible. Maqueta Space Oddity, de Antoni Arola y Jordi Tamayo. Arquitectura incorpórea que eleva la luz a elemento central del diseño contemporáneo.
¿Cuáles son las principales propuestas alternativas en esas “nuevas formas de diseñar con el mundo”, teniendo en cuenta el impacto en los humanos y no humanos?
Algunas propuestas trabajan con biomateriales cultivados como el micelio o la celulosa bacteriana, como Geo-Llum, un prototipo de luminaria pública creada a partir de geobacterias que produce electricidad sin consumo energético. Otros ejemplos, como el calzado experimental de Sara González de Ubieta, exploran materiales vivos como el hongo scoby o las algas, mostrando una práctica que no solo minimiza el impacto, sino que establece alianzas con la vida.
El título de la muestra parte del lema “Matter Matters” de la filósofa y física Karen Barad, quien postula entender la materia como una realidad dinámica y relacional. ¿Podrías ampliar esta concepción y a dónde nos llevan sus propuestas?
Karen Barad nos invita a pensar la materia como algo activo, con agencia, en constante relación con otras formas de vida y con los entornos. La exposición se basa en este enfoque: la materia no solo se muestra, sino que se activa como agente discursivo. Por ejemplo, Strata Incognita de Grandeza Studio nos confronta con el suelo como espacio vivo, poblado por millones de organismos, donde nuestros residuos sólo si no son tóxicos, sí pueden ser compost, y son parte del metabolismo planetario.

Materia afectiva. Can Sau, Olot, de Un parell d’Arquitectes. Vestigios del pasado traídos al presente, conforman un nuevo espacio que reescribe la historia del barrio y lo aleja de la degradación.
La muestra pone en valor las Colecciones históricas del DHub y las hace dialogar con el diseño contemporáneo para reflexionar sobre pasado, presente y futuro. ¿Qué enseñanza extraes de este diálogo?
El diálogo revela cómo el diseño ha formado parte de los procesos extractivistas y coloniales, y de qué manera hoy podemos reactivarlos críticamente. Un ejemplo claro es el uso de maderas exóticas como el ébano, procedentes de territorios colonizados, que contribuyó a la deforestación y a la devastación de ecosistemas. Esta historia se contrapone con prácticas actuales de aprovechamiento de madera local y con piezas contemporáneas que revalorizan materiales considerados “imperfectos”. La exposición permite así resignificar el patrimonio desde una mirada situada, ecológica y decolonial.
La exposición se enmarca dentro de la Capitalidad Mundial de la Arquitectura Barcelona 2026. ¿Qué debemos demandar y esperar de este evento?
Debemos exigir que 2026 no sea solo una celebración simbólica, sino un momento de transformación. Barcelona debe liderar una arquitectura comprometida con la justicia climática y social. La exposición lanza esta llamada con la instalación “Hiperobjetos”, que se abre con un gran ventanal mirador de 20 m de ancho hacia la ciudad. La urbe es un hiperobjeto diseñado por la humanidad que no “cabe” en la exposición.

Materia Intraconectada. Imagen termográfica del edificio del Museo de Diseño de Barcelona DHub Droneit /Olga Subirós.
¿Cuáles son los grandes retos a afrontar en las ciudades del s. XXI?
De hecho, las ciudades concentran los principales retos del siglo XXI: emisiones, consumo de recursos, desigualdades…, deben convertirse en infraestructuras de cuidado y regeneración. En Matter Matters, la instalación Red Smokes de El Último Grito nos recuerda que vivimos inmersos en una crisis sistémica, pero también en un espacio donde podemos repensarlo todo.
Teniendo en cuenta que ya más de la mitad de población del planeta habita en entornos urbanos, y se prevé que vaya a más ¿qué propone la arquitectura y el urbanismo para solventarlo?
El crecimiento urbano descontrolado ha generado islas de calor, segregación, consumo masivo de energía y materiales. La exposición presenta alternativas como 10k House de los arquitectos Takk, que propone soluciones de bajo coste y bajo impacto desde la arquitectura doméstica, o el uso de materiales locales en 6HPP Santa Eugènia que he mencionado. La clave está en trabajar desde lo local y lo regenerativo.