Mientras que la ecología y la eficiencia energética son valores cada vez más demandados e incluso regulados por la normativa vigente, la conciencia sobre la importancia de que los espacios sean saludables parece ser que va a otro ritmo. ¿Qué grado de responsabilidad tiene el interiorista en la difusión de los beneficios de la vivienda sana? ¿Existe un interés real por parte de los clientes de sus beneficios? Además de la vivienda, ¿cómo es aplicable en otros espacios como el de trabajo?